30.3.04

Relax

Me encanta leer los blogs de la gente. Me encanta cómo escribe Elenis (aún no sé meter enlaces, la encontraréis a través del blog de Syal). Me gusta la música de SadAngel (ídem) y la sencillez de Samu... entre otros.
A ver si algún día tengo uno tan personal, con fotos y esas cosas.

Hoy voy a acostarme pronto, espero no dar muchas vueltas, porque me he dormido en Técnicas de Acondicionamiento y casi también en Energía Solar de no ser por lo divertido que es despertar a mi compañero de al lado cada vez con una técnica distinta. Hoy he probado la de toser, la de los golpecitos con el boli, la de dejar caer el móvil sobre la mesa y la de hacer ruido de encefalograma plano cuando se quedaba dormido mientras escribía.
El resto del día, pues bueno. Encomienda a San Pedro Almodóvar para que se raje alguien y me den la beca, sesión intensiva de rotondas en Móstoles, intento infructuoso de que me agregaran a alguna conversación con el rey (aunque más cerca) y Schock cuando me ha dicho la página de la RAE que no existía el verbo pudrir (...).

El único momento del día que me ha hecho reflexionar un poco más, dado mi estado de relax temporal de entregas, es el dispositivo de seguridad que entraba en vigor hoy. Me han hecho enseñar mi mochila antes de entrar al (C) y luego en la carretera he pasado con el coche (del que, me he enterado, no soy conductor) junto a un control policial. ¿Cuánto tiempo va a seguir esto así? ¿Va a convertirse esto en un estado policial? ¿Montará la gente más tranquila en el tren? Yo, desde luego, no. Creo que un control aleatorio no lleva a ninguna parte y lo único que ha hecho es recordarme aquello de lo que había conseguido olvidarme en mi rutina diaria en el tren. Además lo peor es que no se dan cuenta de que no son como ETA, estamos ante unos terroristas que no aprecian su vida (los pringados manejados por los jeques, claro) y que igual les da inmolarse antes que después... Jugar con la seguridad es peligroso, puede entrar en conflicto con las libertades y crear tensión social: nos seguimos yankificando, para lo bueno (...) y para lo malo. Esto no podía quedar sin ser dicho.