6.4.04

Berliner essen Wiener

Berlín o Viena. Elegir lo primero implica quedarme un año más aquí; elegir lo 2º, desechar una idea fija que llevaba rumiando un año. La pregunta es si quiero marcharme a toda costa o puede esperar. Después de todo, Viena no es un poblacho, la escuela tiene renombre, la ciudad debe de ser bonita... Pero Berlín tiene ese no-dormir tan arquitectónico y una historia tan convulsa. Además es ideal para ver in situ la transformación de una ciudad.

En Viena está la obra de Otto Wagner, el Karl-Marx-Hof. Además Viena no lo conozco ni tengo ataduras con nada ni con nadie. Ir a Viena puede significar ir a Berlín esporádicamente y mantener intacto el concepto idealizado que tengo de ella...

La pregunta clave no tiene respuesta ¿Puede esperar o me quiero ir ya? Ahora no hay nada que me ate, pero tampoco ninguna razón para querer huir, más allá de la experiencia de un año de vida independiente...

El misterio sigue