25.1.06

Amén


El domingo estuve en la iglesia de Nuestra Señora, la que aquí llaman Fragüenquirshe. Si por algo ha salido en la tele esta ciudad últimamente ha sido porque aquí se votó más tarde que en resto de Alem4nia debido a la muerte de la candidata del partido nazi y por la reconstrucción de la iglesia principal. Es famosa porque se mantuvo en ruinas durante todo el régimen comunista y fue junto a ella donde se celebraron las primeras manifestaciones en favor de una apertura y por eso tiene tanto poder simbólico.

Dr3sde tiene ese punto que me gusta a mí tanto, el de las ciudades que fueron y dejaron de ser. Caminas por las antiguas calles. Los edificios ya no están alineados a las aceras, ahora los bloques campan a sus anchas entre espacios verdes (un urbanismo ya abandonado). No son bloques feos la mayoría. Tienen poca altura y están pintados ahora. Además aquí lo que no se cultiva es verde también. Me gusta caminar imaginando cómo sería lo que había allí antes, la gente, los parques...Pero es cierto que en todos esos barrios la vida en la calle es nula. No ocurre así en N3ustadt, que es el barrio alternativo y de estudiantes. Justo donde yo no estoy. Pero en fin, es lo que tiene estar en el centro de todo, cuando el centro es un cráter.
En Altst4dt, la ciudad antigua, es donde está la iglesia en cuestión. Se inauguró en Noviembre, pero hasta ahora no había entrado. Fui con mi compi de M4drid y estábamos decididos a entrar a pesar de no ser hora de visitas, así que nos tragamos una misa. Después de haber visto Lutero esperaba un rito mucho más sincero. Lo que más me llamó la atención es que no se daban la Paz ni comulgaban, un rito con bastante significado en el cristianismo. Apenas había movimiento, la mayor parte del tiempo permancen sentados, excepto algunos momentos como cuando rezan el Padrenuestro o el Credo. No me enteré de qué decían en la parte correspondiente a "la Santa Iglesia Católica", donde yo de joven siempre me callaba. Sin embargo los asuntos anecdóticos seguían ahí. Como el que apenas nada más entrar un hombre me pidiera que, como hombre, me descubriera la cabeza en el templo de Dios. En otros casos no me hubiera fastidiado, pues uno cuando entra a una propiedad privada tiene que atenerse a una etiqueta, pero:

- Me lo dijo con la mejor educación que saben desarrollar aquí, es decir diciendo "por favor" y "gracias" con la mayor sequedad y cara de perro posible.
- Llegaba de fuera con -15º, la puerta seguía abierta y las señoras sí podían llevar gorro (igualdad según para qué).
- Esa iglesia la han pagado todos los habitantes de esta ciudad, no sólo los suscriptores.

Además, a la salida se pasa el cepillo. Porque ha costado mucho dinero semejante derroche de lujos y dorados, de estucos imitando mármol. A estas alturas de la vida (y por muy histórica que sea la reconstrucción) siguen haciéndose estos acabados. A nadie se le ocurriría pintar el Partenón. ¿Por qué atentar de esta manera contra el buen gusto?

Una decepción de Iglesia (con mayúscula).

En fin, estoy un poco agobiado de entregas y esas cosas y fluyo un poco mal. Seguiremos informando.