5.9.05

Hoy es uno de esos días

Hoy he hecho mi primera compra de soltero. Después de la siesta (este dato es importante para comprender el alto grado de empanamiento que llevaba) me he acercado al ALDI, que es como el LIDL, en precio y hasta en el nombre. He tratado por todos los medios de evitar los alimentos ricos en grasas insaturadas que están por todas partes. Al final he comprado müsli para el desayuno, leche entera (nada que ver con el aguachirri que nos dan en España), tomates, arenques en aceite, una especie de jamón curado sajón, papel higiénico y zumo. Iba yo cargadito, cuando pago en caja y digo que me pongan dos bolsas de plástico. Pues bien, en ALDI no es que no te las den, es que ni siquiera las venden. La cajera amablemente me ha invitado a usar una caja de cartón de embalaje y me ha dado un par de bolsas de la fruta, demasiado endebles para llevar nada en ellas.
Pongámonos en situación. Yo, en pleno centro de Dr3sde, con una caja de la fruta bajo el brazo y apoyá en la cadera, cual violetera. Me dirijo hacia el tranvía, porque mi residencia no está muy cerca del supermercado. Según me acerco empiezo a oír una música conocida, clásica, que resuena en toda la plaza. Los Plattenbauten, los omnipresentes bloques grises, parecían ahora grandes altavoces. La música, aún sin identificar, me dio ánimos y marcaba mi paso, sospechosamente marcial.
Entre la música, un mitin. Habla de ecotasas y trabajo. Un mitin de Los Verdes, pienso. Al otro lado de la calle, cuatro furgonetas de la policía vigilan que todo transcurra normalmente; en mi lado, unos antidisturbios muy raros vestidos de verde y con porras, pero sin protección. Al cruzar la calle reconozco el compositor de la obra. Me asalta la sospecha. Pregunto a un tipo "quién habla hoy?". "El NPD, pero ni tú ni yo vamos a ir ahí", me contesta. El NPD es el partido de la ultraderecha alemana y Wagner, un compositor del que seguramente no conocen nada.
A lo lejos desaparece la manifestación, compuesta por unos 50 descerebrados y seguida de unas 15 lecheras de la policía con las luces brillando. Hay que cerrar los ojos e imaginar la escena: Un espacio muy abierto, música de Wagner y el destello de luces azules.
Con el shock me equivoco de tranvía, me tengo que bajar en una parada que no es la mía e ir a casa andando. Pero el parque es grande, la noche está al caer, me desoriento, aparezco en una plaza que no es y vuelvo a escuchar Las Walkirias (o como quiera que se escriba). Activo el modo turbo y desaparezco rápidamente del lugar.
La llave de la residencia no funciona. Es una tarjeta y se habrá doblado. Me abre una chica. Subo a mi piso y tampoco abre... llamo a la puerta y me abre un chico que nunca había visto antes. Vuelvo a la lucidez: "Es este el número 30 de la X-Strasse?". "No, es el 31".

Fdo.: El chico de la caja de fruta