24.10.05

Mit dem Schw3rt nach Polen

Con la espada a Polonia. Este fin de semana he estado en Mu5kauer Park con mi clase, el lugar elegido para que plantemos nuestro pr0yecto de capi11a. Es un parque muy pintoresco. Su artífice fue un noble del XVIII que estuvo de viaje por Europa y se enamoró de los jardines paisajistas ingleses y los introdujo en Alemania (imagino que sería Prusia por entonces).
Después de la 2ª Guerra Mundial se estableció la frontera entre Alemania y Polonia en el río que atraviesa la propiedad (en la imagen). Por eso ahora, cuando quieres cruzar el pequeño puente de madera que una las dos orillas, tienes que enseñar el pasaporte.
Así que puedo decir que ya me ha escrutado un polaco (aunque haya sido un policía de frontera en tierra de nadie).
Siempre me ha resultado llamativo el tema de las fronteras, que a un lado de una línea que alguien trazó en algún momento por cualquier razón se hable un idioma distinto que al otro lado. Que unos sean ricos y otros pobres... y que los animales y las plantas vivan ajenos a eso. Y está ahí, puedes cruzar el río a pie y con un poco de suerte saber que estás en otro Estado si te encuentras con un poste pintado con los colores de la bandera.
Nos alojamos en un antiguo palacete/caserón en medio de un bosque con una decoración un tanto rancia que, aún sin haberlo vivido, seguro que era de tiempos de la RDA. Allí degusté comida típica alemana. Aparte de todo tipo de embutidos, también tienen estofados muy buenos. Pero no las desvelo para incluirlas en mi próxima publicación Recetas del Buen Erasmus.
Ciertas alemanas de mi clase (sí, ellas) son bastante atractivas y he llegado a la conclusión de que mis gustos no se basan en descartes, sino más bien en una cuestión de preferencias. Eso me temo que será algo que me acompañe toda la vida. A ello hay que sumarle que parece que se ha abierto la caja de Pandora de los chicos atractivos. Hoy, sin ir más lejos, un checo guapísimo y una checa me han pedido ver mi residencia porque la suya da asco y quieren cambiarse. Gente sonriente y habladora, parece mentira que vivan ahí al lado. Hay tanta diferencia de carácter...